14 de agosto de 2014

Infecciones en piscinas: así puedes evitarlas

Infecciones en piscinas: así puedes evitarlas

La temporada de piscinas al aire libre comienza. Y todos estamos deseando estrenarla. Pero conviene poner en práctica una serie de consejos porque esos lugares no están exentos de microbios.
Otitis del nadadorLa primera recomendación es que todos acudamos a ellos habiendo cumplido a rajatabla con las normas de higiene. Charo Sierra (Fotos: © Thinkstock).
Cada año llegan a los servicios de urgencias españoles unas 40.000 personas aquejadas de esta infección, muy habitual en la época veraniega y que requiere siempre control médico, aunque no suele ocasionar problemas serios. Para prevenirla son eficaces los tapones para los oídos, en especial los que se hacen a medida porque crean una barrera más eficaz, evitando que el agua penetre. Y si eres muy propensa a sufrir este problema y notas que el agua se ha acumulado tras el baño, echa un par de gotitas de alcohol en cada oído. Eso provoca que el agua se diluya y facilita que el área quede más seca (consulta antes a tu médico).


Otitis del nadador1Las instalaciones de hoy en día suelen seguir a rajatabla la normativa y están suficientemente cloradas como para que no haya una cantidad extrema de virus y otros microbios. Sin embargo, sí puede darse el caso de recibir esa contaminación, sobre todo si eres propensa a este tipo de infecciones o al cloro, ya que éste reseca, puede irritar tus ojos y que eso te haga más débil ante una infección. Para evitarlo, utiliza siempre gafas de bucear adecuadas y, si es posible, no introduzcas la cabeza dentro el agua o no la mantengas mucho tiempo; no te bañes nunca con lentillas (que actúan como esponjas reteniendo todos los microorganismos del agua); y cuando te tiendas en la toalla para tomar el sol, usa protectores especiales para los ojos.
Infecciones gastrointestinalesNormalmente está causada por el mismo virus que da lugar a las otitis, el Pseudomonas aeruginosa, y que también puede estar presente en jacuzzis mal desinfectados (la temperatura del agua hace que proliferen los microbios). Las lesiones pican mucho y aparecen como una erupción roja y pus a su alrededor. Varias son las medidas que conviene aplicar para evitar que ese microorganismo esté presente. En primer lugar, conviene pasar por la ducha antes de introducirse en el agua y así eliminar los restos de cremas o aceites corporales que son “su alimento preferido”. La ducha tras cada baño de piscina es otra de las medidas obligadas, así como bañarte con agua y jabón neutro tras el último baño y aplicarte una crema emoliente.
Hay personas especialmente predispuestas a tener infecciones urinarias de repetición y, en muchas ocasiones, la contraen después de haber estado en una piscina pública. Ir al aseo y orinar tras haberse bañado es una de las recomendaciones que da la Sociedad Española de Fitoterapia Ginecológica para prevenirlas. De esa forma (y bebiendo mucho agua) se logran eliminar los gérmenes. Otra buena medida es llevar dos prendas de baño e ir cambiándolas para asegurarse de que no se mantiene la zona húmeda durante mucho tiempo.
Sí, las hepatitis también se pueden contagiar a través del agua estancada. En las piscinas bien cuidadas y mantenidas es raro que ocurra, aunque este virus –el de la hepatitis A– es bastante resistente al cloro. La recomendación, por tanto, es acudir siempre a establecimientos seguros, con una limpieza y un mantenimiento adecuados. En el caso de que seas madre de un bebé, báñalo siempre con pañales desechables aptos para el baño y cámbialo cuando sea preciso. Así evitarás que cualquier resto fecal pueda pasar al agua.

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